El mecanismo de un piano está compuesto fundamentalmente por cuatro piezas: el martillo, la tecla, la báscula y el apagador.
Los martillos del piano moderno están fabricados con lana prensada sobre un núcleo de madera.
Su brazo frontal de esta palanca es la parte visible del teclado y sobre la que el pianista ejerce la presión.
[2] El funcionamiento básico del mecanismo de un piano es el siguiente: cuando una tecla es pulsada, la palanca que está situada en el extremo opuesto se eleva y el martillo asociado a ella se pone en movimiento en dirección a la cuerda que es liberada por el apagador justo antes de la percusión.
En el ataque normal manteniendo la tecla hundida bajo la presión del dedo, el martillo rebota pero es retenido por el atrape.
Con esto se solucionan de manera eficaz todos los problemas ocasionados en las repeticiones rápidas, trinos, etc.
En el ataque en pianísimo manteniendo la tecla hundida, el martillo es retenido por la palanca del doble escape y permanece preparado para nuevas repeticiones.
[5] La fuerza ejercida sobre la tecla y la velocidad con la que se pulsa la misma (conocido en física como momento) tiene una equivalencia directa en el otro extremo del mecanismo, donde un macillo relativamente ligero viaja con una gran aceleración.
Por tanto, el mecanismo del piano no está ideado para ahorrar esfuerzo aunque no toda la fuerza que se ejerce sobre el teclado la consume la dinámica del macillo, ya que también es necesario vencer la resistencia de fricción entre las distintas piezas.
Sin embargo, en los pianos verticales se colocan en la parte trasera de la tecla para incrementar su peso, ya que el mecanismo es demasiado ligero.
Es necesario tener en cuenta que el peso de un teclado no es independiente del sonido del instrumento ya que cuando se ejerce una fuerza concreta sobre el teclado, se espera también una respuesta concreta en el sonido.
Por tanto, hay un mayor control y variedad sonora en la región de sonidos medios.