Fue publicada en 1836 y se considera una obra culminante de la época del romanticismo checo en literatura.
Mácha escuchó esta historia unos sesenta años más tarde durante una de sus estancias en la región donde se encuentra hoy el llamado Lago de Mácha.
Rechaza su culpa, se ve a sí mismo como una víctima de su padre egoísta.
En la parte final de la composición viene un viajero, que representa al autor, al lugar de la ejecución y es desanimado por el esqueleto en la rueda; se identifica con Vilém.
Allí espera Vilém la muerte mientras que piensa en el acto a causa del que debe morir, aunque él mismo no se sienta culpable.