[1] Maximino Magariños Rodríguez sexto hijo del matrimonio al que siguieron tres más, dos de los cuales fallecieron a corta edad.
Ambos maestros al decir de José María Moar, murieron en el “Gran Hospital”.
[3] A los veintinueve años casó con una joven de dieciséis que conoció en Órdenes, Josefa Rodríguez Liste.
Este fue el pensamiento que le embargó a lo largo de toda su vida, corta vida, pues en 1927, aún no había cumplido 58 años, moría en Santiago víctima de una septicemia dejando viuda y trece hijos.
En términos generales da a sus retablos una estructura armónica en la que destacan el detalle y proporción de los elementos iconográficos enmarcados en hornacinas separadas por pilastras estriadas o columnas estilizadas que sirven de división a las entrecalles del retablo.
En el segundo cuerpo, o cuerpo principal del retablo, opta por colocar imágenes de bulto y altorrelieves en las entrecalles, así como paneles tallados con motivos inspirados en estampas renacentistas y grabados de Gustavo Doré.
En el ático, o cuerpo superior, destacan las cresterías Neogóticas y los pináculos flamígeros, sustituidos por detalles clásicos en los retablos Neoplaterescos.
En la última etapa de su actividad artística Magariños dedica su maestría como tallista a la construcción del mueble escultórico con raíces en el Renacimiento Español.
Alcanzará renombre entre el público conocedor de arte y en las Exposiciones Nacionales y extranjeras por haber conseguido interpretar tal estilo sin las mistificaciones a que le llevó el afán comercial de otras regiones.