Junto con Jan Preisler, Antonín Slavíček y Miloš Jiránek pertenece a la generación de los pintores que prepararon el inicio del arte moderno checo del siglo XX.
Ya durante los estudios se convirtió en un pintor muy talentoso y en sus trabajos preciso.
Al principio de su creación artística se nota en sus cuadros cierta influencia del Realismo, Simbolismo y Art Nouveau.
La intención del pintor fue realizar una armonía entre el brezo violeta y el cielo azul, donde la joven funciona como un símbolo de esta fusión.
En 2012 salió a la luz el libro Světla paměti que escribió Zuzana Švabinská, hija adoptiva de Max Švabinský.