En noviembre de 2010, una entrevista mencionó que Jean-Charles Gardetto,[1] miembro del Consejo Nacional y abogado, estaba preparando un proyecto de ley que pretendía definir legalmente la convivencia, ya sea para parejas heterosexuales o homosexuales.
[5] Señaló que la administración monegasca ya reconoce el concubinato desde 2008, y que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos considera que el no reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo son contrarias a la Convención Europea de Derechos Humanos según Oliari y otros versus Italia.
Según el proyecto de ley, las parejas del mismo sexo y del sexo opuesto que conviven se considerarían a la par que los hermanos para el impuesto sobre sucesiones, pero no al mismo nivel que las parejas casadas.
[8] Varios legisladores criticaron la oposición "hipócrita" de los funcionarios católicos, en particular el arzobispo Bernard Barsi, quien había escrito a todos los diputados instándolos a votar en contra del proyecto de ley, señalando que la ley se refería únicamente a asuntos civiles y no religiosos.
[12] Muchos diputados calificaron la ley como "largamente esperada", y el presidente del Consejo Nacional, Stéphane Valeri, la calificó como "una gran noticia para todas las parejas".