Colaboró entre otras en la revista La Voce bajo el pseudónimo de Minimo Maltempelli y publicó sus primeras obras (Socrate moderno, 1908 e I sette savi, 1912) que pronto repudió.
Con Curzio Malaparte funda (1926) la revista internacional "900", Cahiers d'Italie et d'Europe que concluyó en 1927 y se publicaba en francés revolviendo a todos los intelectuales cosmopolitas del llamado Novecentismo.
En ella expone su poética innovadora del «realismo mágico» que, según el modelo francés, invita al artista moderno a descubrir el encanto del inconsciente y de las aventuras impredecibles, pero sin renunciar al control de la razón humana.
Si sus primeras novelas y narraciones de sello mágico tienen una cierta originalidad rica en ideas, por ejemplo en su colección La donna dei miei sogni e altre avventure moderne (1925), la posterior narrativa de Bontempelli se consume en un constructivismo muy abstracto, artificioso e intelectual.
Empieza a mostrar interés por la arquitectura racionalista y por ese motivo dirige con Pier Maria Bardi la revista Quadrante.