La acción fue controvertida desde un principio, dando lugar a intensos debates periodísticos e historiográficos, discutiendo la legitimidad del ataque, si fue una «masacre» o una «batalla» y el número de fallecidos.
Aunque el objetivo de los colonos no eran las Grandes Llanuras en las que vivían diversas tribus indígenas, alteraban su forma de vida al agotar la caza, la hierba y la madera.
El propio Fitzpatrick consideraba que se trataba de un arreglo temporal.
Ante esta situación, las autoridades federales y territoriales no hicieron nada para impedir la llegada de sus ciudadanos y optaron por firmar un nuevo tratado que redujese el territorio asignado a los pueblos originarios.
No recurrieron a la violencia; simplemente ignoraron el convenio y continuaron cazando en sus cotos tradicionales.
En busca de un acuerdo pacífico, varios jefes —entre los que se encontraban Oso Flaco y Caldera Negra— visitaron Washington D. C. en 1863, se entrevistaron con Lincoln y fueron acogidos con curiosidad por la población.
La tensión acumulada se fue liberando en forma de enfrentamientos cada vez más violentos.
Los estadounidenses no distinguían entre los distintos pueblos indígenas —kiowas, cheyenes, siux, arapajós o comanches— ya que veían a todos como «pieles rojas» y les responsabilizaban colectivamente de cualquier ataque.
El 15 de mayo de 1864 una unidad militar asesinó al jefe Oso Flaco en Smoky Hill pese a que este se acercaba a ellos en solitario y luciendo la medalla que le habían dado en Washington.
Sin embargo, los continuos enfrentamientos con los indios de las llanuras hicieron que radicalizara su postura.
Caldera Negra y los suyos todavía no habían obedecido esa orden.
El 29 de agosto, Caldera Negra envió una carta al mayor Wynkoop —quien estaba al mando de Fuerte Lyon— en la que le ofrecía dialogar para alcanzar la paz, siempre que fuera alcanzada a la vez con los demás pueblos indígenas.
Caldera Negra le entregó a cuatro niños cautivos que había rescatado utilizando su propio patrimonio.
Por otra parte, relevó a Wynkoop al frente de Fuerte Lyon por considerarlo demasiado amable con los cheyenes y arapajós que acampaban cerca del fuerte y lo sustituyó por el mayor Anthony, un oficial más agresivo.
Al alba del 29 de noviembre la tropa alcanzó el campamento indígena.
Mano Izquierda intentó llevar a sus arapajós hasta la bandera, pero también fue alcanzado por los disparos.
Los soldados no respetaron las banderas y dispararon contra la multitud reunida a su amparo.
El mismo Caldera Negra consiguió huir, aunque su mujer resultó muy malherida.
Algunos guerreros se atrincheraron y resistieron hasta el anochecer, momento en que escaparon al amparo de la oscuridad.
El general Pope —jefe de la División Militar del Misuri— programó una contraofensiva que debía desarrollarse durante la primavera de 1865 y contaría con tres divisiones que atacarían a la coalición india desde diferentes puntos.
Varios oficiales declararon que el Ejército había ofrecido su protección a los indígenas acampados en Sand Creek.
Por otro lado, el lugar del ataque está reconocido desde 2000 como un Sitio Histórico Nacional que conmemora la realización de la masacre.