Masacre de Bojayá
Los paramilitares se establecieron en los cascos urbanos en donde requisaron y amenazaron a la población, mientras las FARC-EP que controlaban hasta entonces la zona, permanecieron en el área rural.La población de Bellavista solicitó a los paramilitares que se retiraran del casco urbano, como en su momento lo hicieron con la guerrilla, con el objetivo de mantener a la población civil alejada del conflicto.Al día siguiente, 26 de abril, los paramilitares entraron en Puerto Conto, donde establecieron una base.La guerrilla se encontraba en la otra orilla del río Atrato, en el pueblo de San Martín.Hasta el 2 de mayo no se practicaron iniciativas estatales para responder a esta y la anterior alerta.Las FARC-EP mantenían su posición en el Barrio Pueblo Nuevo, en la periferia norte del casco urbano.Otro grupo paramilitar se encontraba en el patio que separa el colegio, la escuela y la Iglesia.Seguidamente, una segunda pipeta cayó en el patio trasero del puesto de salud sin estallar.Aproximadamente a las 10:45 horas, la tercera pipeta estalló al atravesar el techo de la iglesia e impactar en el altar.Como consecuencia los supervivientes de la masacre escaparon del recinto para internarse en el área rural unos o atravesando el fuego cruzado con banderas blancas y reivindicando su condición de población civil otros, guiados por los sacerdotes.En la mañana del día 3 de mayo, las FARC-EP anunciaron haber retomado el control de Bellavista y permitieron que una comisión regresara a la localidad para evacuar a los heridos, reconocer y enterrar a los muertos en un lugar en las afueras de Bellavista pero tuvieron que desistir al reiniciarse los combates.La justicia militar y la Procuraduría, dejada a un lado toda posible responsabilidad en lo referido al paso y actuaciones francas por parte de la AUC, se limitaron a investigar los responsables de los hechos por parte de las FARC-EP y a los militares del ejército implicados “por omisión”en los hechos.