Su padre, licenciado en Historia, trabajaba en una empresa manufacturera de Cincinnati y su madre era enfermera.
Su vida personal y familiar la llevaron a mudarse a Uganda en 1953, donde continuó con los estudios iniciados en Londres años antes, esta vez en Kampala, en el Instituto Africano de Investigación Social de la región.
Allí tuvo una larga carrera para luego volver a su Estados Unidos natal, donde trabajó en la Universidad Johns Hopkins.
Así fue como llegó al diseño de “La situación extraña”, en la cual el investigador observa y analiza cuáles son las reacciones de un pequeño cuando su madre le deja por un momento en una habitación desconocida.
Mientras trabajó en Johns Hopkins, Ainsworth no recibió el trato adecuado teniendo en cuenta sus conocimientos y experiencia, como el salario que se merecía por su edad, experiencia y contribución al trabajo.
Ella dejó uno de los más importantes legados en cuanto a psicología del desarrollo se refiere.
Blatz se centró en estudiar lo que él denominaba "teoría de la seguridad".
En 1954, dejó la Clínica Tavistock para realizar investigaciones en África, donde llevó a cabo su estudio de campo longitudinal sobre la interacción madre-hijo.
Ella optó por examinar una práctica común de destete en la zona, en la que el niño es enviado durante varios días a vivir con familiares y "olvidarse del pecho".
Ainsworth realizó entrevistas detalladas con familias de seis aldeas que rodean Kampala, Uganda, pero inicialmente se encontró con la barrera del idioma.
[8] El libro de Ainsworth de ese estudio de campo, Infancy in Uganda, sigue siendo un estudio etológico clásico y excepcional sobre el desarrollo del apego y demuestra que el proceso refleja características universales específicas que cruzan líneas lingüísticas, culturales y geográficas.
El niño no explorará mucho independientemente de quién esté allí.
No hay mucho rango emocional independientemente de quién esté en la habitación o si está vacía.
[13] En 1990, Ainsworth publicó su bendición para la nueva clasificación 'D', aunque instó a que la adición se considerara como 'abierta, en el sentido de que se pueden distinguir subcategorías', ya que le preocupaba que la clasificación D pudiera ser demasiado abarcador y podría subsumir demasiadas formas diferentes de comportamiento[14] En contraste con los bebés en otras categorías clasificadas por Mary Ainsworth, que poseen una vía estándar de reacción al lidiar con el estrés de la separación y el reencuentro, los bebés tipo D no parecían poseer ninguna síntoma del mecanismo de afrontamiento.