Más que criticar directamente la propuesta de Erasmo, objetaba el tono y las ásperas formas que el humanista usaba contra los teólogos, para referirse a Cristo y a la vida eterna, etc. pero lo hacía de manera conciliadora para evitar la polémica.
Escribió dos cartas a Erasmo que fueron respondidas.
En la controversia intervino Tomás Moro que logró convencer a Dorp.
Sin embargo, la muerte le impidió defender a su amigo en las últimas controversias.
Erasmo lamentó mucho el fallecimiento de su amigo y escribió el epitafio para su tumba.