Dicho abad, «disponía de los títulos firmados en blanco por el rey y de los contactos necesarios en la corte para poner en el mercado tan preciados honores».
En 1935, el palacio aún conservaba en su interior la gran escalera, parte del patio con columnas y en salones o puertas, algunas pinturas de época.
La juventud masculina de Acción Católica, que se encontraba domiciliada en el palacio por entonces, poco pudo hacer, ya que el fuego, que comenzó a las once de la mañana, se propagó rápidamente debido a los acabados en madera del interior del edificio.
Pese a los múltiples esfuerzos, solo se lograron salvar algunos muebles, pero desapareció todo vestigio de arte; retratos y cuadros.
[14] Existe también, una calle en León que comienza en la rotulada como Plaza de San Francisco.