[1] Mario Levrero vivió la mayor parte de su vida en su ciudad natal, Montevideo, con períodos de residencia más o menos prolongados en otras ciudades uruguayas (Piriápolis, Colonia), o en Buenos Aires, Rosario y Burdeos (Francia).
Se desempeñó como librero en La Guardia Nueva, librería de viejo que montó junto a su amigo y socio Jorge Califra en 1959 en la calle Soriano ubicada en su ciudad natal.
Durante la década del sesenta mantuvo gran interés por el cine y la fotografía.
Felisberto Hernández, Armonía Somers, José Pedro Díaz y el propio Levrero son los nombres principales de esta corriente, aunque este último era bastante más joven que el resto, y sobrevivió a todos.
Durante su adolescencia fue ávido lector de ciencia ficción: Asimov, Richard Matheson, Brian W. Aldiss y Ray Bradbury, así como de novela policíaca: Raymond Chandler, Chester Himes y Erle Stanley Gardner.
Generó un creciente grupo de seguidores tanto en Uruguay como en Argentina pero nunca alcanzó grandes reconocimientos públicos, salvo una beca Guggenheim en el año 2000, que le permitió dedicarse a la redacción de La novela luminosa.
Este diario-relato y su antecesor El discurso vacío se consideran sus obras mayores, por su complejidad fabuladora.
Pero otros lectores prefieren, por su elaboración autónoma, sus novelas de la llamada trilogía involuntaria: La ciudad, París y El lugar.
El resultado es una exposición multidisciplinar e interactiva que cuenta con la participación de artistas como Alfalfa, Brian Mackern, Diego Bianki, Guillermo Ifrán, Jorge Risso, Leandro Erlich, Lizán, Manuel Espínola Gómez, Marianella Morena, Hermenegildo Sábat, Sonia Pulido, Tola Invernizzi, Valentina López Aldao y Víctor Castro, entre otros.