Durante los años sesenta, impresionado por el Pop art a través de las obras de Louise Nevelson y Joe Tilson, dio con los materiales y formas que caracterizaría su obra posterior: siluetas de objetos realizados en madera, sin color, a menudo repetidos en serie (La Última Cena, 1965, Galería Nacional de Arte Moderno de Roma; Hombre de Leonardo, 1964; China, 1966), relacionados con un espacio que se convierte en tema esencial (Caja Sixtina, 1966), o realizado en témpera y tinta (La puerta, el cenáculo, 1981; Día, Noche, 1982).
Entre 1967 y 1968 participa en exposiciones arte povera.
En 1990 crea el Unicornio alado, hecho en madera recubierta de oro, que se muestra en la entrada de la sede de la RAI en Saxa Rubra, Roma.
También ha supervisado la decoración de la Iglesia de Porto Rotondo, Olbia (1971); Santa María Madre del Redentor en Tor Bella Monaca, Roma (1987); y la Iglesia de San Carlos Borromeo, en el Centro Direzionale, Nápoles, (1990).
En sus esculturas es frecuente las referencias a obras del pasado, como las de Leonardo da Vinci, al cual ha homenajeado con diseños que siguen el del Hombre de Vitruvio (Desequilibrio, 1967) y La Última Cena (madera pintada, 1981).