Su estilo etéreo se convirtió en el símbolo de la época romántica.
Creó un delicado nuevo estilo, caracterizado por saltos flotantes y posturas equilibradas como el "arabesque", que tipificó la cualidad romántica de principios del siglo XIX.
Debutó en Londres en 1829;[4] ese mismo año el compositor Hector Berlioz (en París), expresó La señorita Taglioni no es una bailarina, es un espíritu del aire, es Ariel personificada, una hija del cielo.
[1] Taglioni se convirtió rápidamente en un ideal y un modelo para las bailarinas más jóvenes, que asumieron sus papeles pero no pudieron disputarle su posición de liderazgo, generalmente reconocida.
(con música de Pugni), en la que Taglioni bailó a la cabeza de otras tres bailarinas principales: Fanny Cerrito, Carlotta Grisi y Lucile Grahn; a ésta le siguió en 1846 un Pas des Déesses (Danza de las Diosas) similar con Taglioni, Cerrito y Grahn.
[4] Marie Taglioni continuó bailando los papeles principales de todos los ballets de su padre, a los que contribuyó a dar éxito, como La fille du Danube ("La hija del Danubio"; 1836), La gitana ("La gitana"; 1838), L'ombre ("La sombra"; 1839), Satanella (1842) y La Péri (1843).
[9] En 1845 interpretó con otras tres conocidas bailarinas románticas - Carlotta Grisi, Lucile Grahn y Fanny Cerrito- el Pas de Quatre en Londres.
[1] Allí, en 1860, creó la coreografía del ballet de Jacques Offenbach Le Papillon para la bailarina Emma Livry, a la que había apadrinado.
La Sylphide se considera el verdadero inicio del ballet romántico, y la interpretación de Taglioni le valió la adoración, incluso la idolatría, y una duradera fama póstuma en vida.