Marie Dénarnaud (1874-1953) fue compañera desde los 18 años y confidente durante toda su vida del sacerdote francés Bérenger Saunière; fue su empleada y gobernanta.
Bérenger Saunière, antes de morir, transfiró la totalidad de sus riqueza a Marie Dénarnaud, quien en 32 años había compartido su vida y sus secretos.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés puso en circulación una nueva moneda.
Con el objetivo de atrapar a los evasores de impuestos, a los colaboracionistas y a los que habían sacado provecho de la guerra, los ciudadanos franceses, al cambiar francos viejos por francos nuevos, estaban obligados a explicar la procedencia de su dinero.
Ante la perspectiva de tener que dar explicaciones, Marie eligió la pobreza.