En 1855 con el fallecimiento de su madre comenzó a viajar con su padre, un terrateniente y político que era diputado del Parlamento por Hastings.
Sin embargo, no fue hasta la muerte de este, cuando ella decidió hacer realidad su sueño: viajar por todo el mundo dibujando especies vegetales.
Durante su estancia en el país carioca vivió en la selva, en una cabaña, y allí realizó un centenar de pinturas.
Los dos años siguientes los pasó pintando especies vegetales de California, Japón, Borneo, Java y Sri Lanka.
[3] Siguiendo las sugerencias de Charles Darwin, quien fue amigo de su padre, se trasladó a Australia, Nueva Zelanda y más tarde a Sudáfrica, Seychelles y Chile, ampliando su colección hasta unas 832 pinturas.