Posteriormente fue restituido por Galba, que lo posicionó al mando de la Legio VII Gemina estacionada en Pannonia.
Tras el saqueo de la ciudad continuó avanzando hacia Roma, donde penetró tras hacer frente a una enconada oposición.
Vitelio fue aprehendido y ejecutado y, durante los días siguientes a la muerte del emperador, Primo ejerció prácticamente como gobernador hasta la llegada del gobernador de Siria Cayo Licinio Muciano.
Es probable que Primo estuviera aún vivo durante el reinado del hijo menor de su antiguo aliado, Tito Flavio Domiciano, teoría corroborada por cuatro epigramas de Marcial que estaban dedicadas a él.
Tácito lo describe como un hombre valiente, un hábil orador y de gran inteligencia, poderoso en tiempos turbulentos, pero codicioso, extravagante y vil durante la paz, no era un enemigo al que se debía subestimar.