Marcela es la única que no demuestra interés por la liberación de su madre.
En su fuero íntimo sabe que las cosas no cambiarán demasiado: nuevamente será víctima de los terribles tormentos a los que la tenía habituada Ana: el constante desprecio, la subestimación y el maltrato físico.
Sus hermanos la protegen, pero, debido a su actividad, no pueden estar en la casa todo el día.
Marcela está harta de todas las cosas que sufre por la culpa de su madre y, para vengarse ella, la mata dándole varios golpes con una plancha, igual que como ella le pegó cuando Marcela era menor.
Finalmente, ella y sus hermanos le cavaron una tumba El cadáver de Ana fue descubierto por la policía un mes después del crimen.