Foix, los poemarios de Romera son cada uno de ellos una nueva propuesta que pretende explorar los límites en los que se enmarca su singular poética.
Es a partir de La mel (La miel) (2001) que el autor consigue una voz propia que, sin cambiar y manteniéndose fiel a una idea eufónica de la frase, busca en cada libro nuevos formatos para expresar una denuncia global y desarrollar su viaje a través del análisis de la condición humana y del problema de la comunicación.
Son cincuenta poemas en (falsa) prosa cargados de referencias literarias (trazo común a toda su obra) y en los que la sintaxis se tensa explorando sus límites sin renunciar al ritmo y a una presencia de la musicalidad que a menudo estalla en virtuosismo verbal.
Y es esta misma voz, ahora configurando un obituario que pretende fijar el duelo, que, en Neu negra (Nieve negra) (2016), se depura y destila hasta la esencialidad en una alquimia que transforma el dolor de la muerte (en este caso las del padre y del maestro, el poeta Francesc Garriga Barata) en una experiencia extrema de expresión lírica.
Con ello, Les relacions virtuoses es una novela erótica que no renuncia a las exigencias literarias del autor y que pone muy alto el listón en el uso del lenguaje, sobre todo al compararlo con la mayoría de títulos a los que nos tiene acostumbrados el género.