En ambos casos, el fenómeno se parece mucho al del mar abierto.
Esta es una situación habitual en una zona de alta presión con enfriamiento en la superficie por enfriamiento radiativo durante la noche en verano o por advección de aire frío en invierno o en una capa marina.
En este caso su formación viene determinada por los vientos alisios, los cuales empujan a las nubes contra las laderas montañosas.
El mar de nubes en las islas Canarias condiciona la vegetación y el paisaje.
Así pues, las laderas afectadas por este fenómeno están cubiertas por un denso bosque de laurisilva, el cual es alimentado por la humedad constante que aportan estas nieblas, que forman una llamada "lluvia horizontal".