Entre sus trabajos más destacados se encuentra su participación en las películas La madrina del Diablo (1937), y Dos cadetes (1938).
[10] Sus dos primeras apariciones filmográficas probablemente fueron en papeles pequeños como extra, pues en ninguna de las dos producciones aparece acreditada.
[12] Esta última sería su trabajo más importante, ya que marcaría su primer y único papel protagónico en una película, además de ser uno de los primeros filmes en los que intervino el actor y cantante Jorge Negrete.
Esta acción le molestaba y la desautorizaba su mamá, pues ella ya había vivido la amarga experiencia de enamorarse precipitadamente.
[16] Por voluntad propia se alejó del cine y decidió dedicarse únicamente a las labores del hogar, además de comenzar a ser conocida como María Fernanda Ibáñez de Velasco.