Por su cercanía a Porfirio Díaz y por no haber publicado sus libros cayó en el olvido.
Estudió latín, gramática castellana, filosofía, lógica, matemáticas, astronomía, física y artes.
En 1878, el gobernador Francisco Meijueiro lo comisionó para elaborar cuadros estadísticos de Oaxaca con datos relativos a la división territorial, censo, agricultura, industria, minería, instrucción pública, propiedades, historia y otros.
[6] Junto con Mariano López Ruíz y Abraham Castellanos, fueron los primeros en reconocer que los códices mixtecos pertenecían a historias (o “leyendas”) de los Ñuu Dzaui tratando de interpretarlos desde dentro, usando la cultura e historia propias.
Con esta imagen gloriosa del pasado prehispánico, también presente en los demás escritos de su obra, se fijó como propósito la educación.
[8] En 1906, Porfirio Díaz vuelve a solicitar los servicios Martínez Gracida y lo coloca en la Oficina del Timbre de Guadalajara.