Los desalmados piratas, en sus incursiones de rapiña, no respetaban vidas ni haciendas y actuaban con el mayor descaro y la más absoluta impunidad, ya que cuando llegaban a un poblado costero, saqueaban las casas, quemaban las naves ancladas en su bahía, asesinaban a las tripulaciones y artillaban las defensas de la ciudad.
Los piratas ingleses Francis Drake, Thomas Cavendish, Richard Hawkins y sus émulos holandeses Dirick Gerritz, Oliver de Noort y Jorge Spilbergen, fueron los más sobresalientes en esa época.
Organizada la defensa por parte española, en aquel entonces se encargaba a un pelotón dirigido por González Chaparro que tuvo éxito en su cometido y consiguió poner en fuga a los piratas.
En otras ocasiones tendría que repetir la hazaña por parecidos motivos.
Manuel González Chaparro moría en Santiago de Chile en 1618.