García Gil era miembro de la Orden de Predicadores y se vio obligado a abandonar el convento de la orden en Oviedo durante la desamortización de 1836.
Fue nombrado obispo de Badajoz en 1854 y promovido a arzobispo de Zaragoza en 1858.
Participó en el Concilio Vaticano I en 1869-1870.
El papa Pío IX le creó cardenal el 21 de marzo de 1877 y participó en el cónclave de 1878 en el que León XIII fue elegido.
Su tumba se encuentra en la Catedral del Salvador de Zaragoza.