Mamiña

Cuenta la leyenda que la hija única de un jefe inca (quechua) recuperó la vista al utilizar las aguas, famosas por sus bondades terapéuticas.Su padre, para conmemorar el milagro, ordenó que al valle lo nombraran “niña de mis ojos”, o sea, Mamiña.Destaca en su arquitectura características únicas en relación con el estilo andino, siendo construida una piedra volcánica de color rosa, llamada liparita.Las hidroterapias con estas aguas, se recomiendan para tratamientos de afecciones respiratorias, nerviosas, reumáticas, dermatológicas, diabéticas, fatigas mentales, anemias, ciáticas, lumbociáticas, neurológicas, úlceras y enfermedades articulares.Sus baños termales y de vapor, en pequeñas piscinas, se encuentran accesibles durante todo el año.
Iglesia de Mamiña en 2008.