Tras cuatro o cinco meses de gestación, las hembras paren una cría (dos en casos excepcionales) que son cuidadas tanto por el padre como por la madre.
Existe una importante comunidad en la Sierra de Nador, concretamente el Monte Gurugú, donde son una atracción turística y se acercan a los visitantes que los alimentan e interactúan con ellos sin problemas.
En Europa se los conoce sobre todo por la pequeña comunidad que habita Gibraltar, donde se considera casi como una mascota no oficial, donde pasea sin inmutarse por los parques y tejados de las casas y es alimentada tanto por las autoridades como los lugareños.
Aunque durante el Pleistoceno hubo momentos en que esta especie habitó en toda Europa (llegando por el norte hasta Alemania e Inglaterra) y las costas mediterráneas, decreció rápidamente con la llegada de las glaciaciones hasta extinguirse en la península ibérica hace unos 30 000 años.
La tradición popular dice que mientras las monas persistan en Gibraltar, este seguirá bajo dominio británico, por lo que se ha llegado al punto de que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se temía una posible invasión hispano-germana, el propio primer ministro británico Winston Churchill ordenó traer varias docenas de ejemplares del norte de África para asegurar su exigua población.