Los árabes basan todo su sistema musical en la octava dividida en 24 cuartos de tono, división regular con alguna correspondencia con el sistema de los 12 semitonos europeos; pero en el Indostán encontramos un sistema de sonidos inspirado en la división de la octava en 22 partes no iguales llamados srutis, y esta división, cuyo origen no es conocido, tiene consecuencias muy curiosas para los europeos, ya que la idea de la consonancia, entendida en la acepción occidental, queda descartada, pues entre los intervalos que pueden formarse con shrutis sólo hay uno, el que dividiendo la octava en dos partes iguales coincide con el sruti número 12, equivalente al europeo denominado cuarta aumentada (do-fa#), siendo todos los demás extraños en absoluto a los oídos occidentales.
Cabe observar estas particularidades para comprender que las melodías indostánicas que acostumbran acompañar los estudios y comunicaciones relativas a este género musical, hechas con la gráfica occidental, son transcripciones aproximativas de las cuales el oído educado a la europea no puede apreciar su positivo valor, ni el musical ni el técnico, de las formaciones modales.
Se halla en el capítulo dedicado al teatro, puesto que la música hindú está ligada con la lengua, la danza y el gesto.
En el III siglo a. C., el musicólogo Bharatá compuso una música vocal dedicada al dios Brahmá.
Sus melodías desarrollan determinadas tonalidades, expuestas por vez primera por Bharatá, pero que se remontan a prácticas antiquísimas.
Se basa en una escala de siete grados, midiéndose la distancia entre sonidos en srutis.
El patrón de medida no es un sistema matemático como entre los griegos, sino el oído, del sánscrito shrut, oír.
Los compasesg ni jinjnjin binarios y ternarios forman combinaciones de dos a cuatro compases cada una que se repiten.
Los géneros de la música clásica indostaní son: dhrupad, dhamar, khyal, tarana y sadra.
Kathputli, Bhopa, Chang, Teratali, Ghindr, Kachchhighori, Tejaji, etc. son ejemplos de la cultura tradicional Rajastani.