Por ello, puede hablarse con propiedad de música andaluza compuesta por compositores no andaluces.
Posteriormente el cristianismo empezó a penetrar en la Bética en torno al siglo II y fue consolidándose fuertemente en dicho territorio hasta el VIII, en que se produjo la islamización de la península ibérica.
En este sentido se utilizaba la palabra zamra para definir las unas fiestas profanas mozárabes cuya celebración en la península ibérica era anterior a la llegada del Islam.
Del mismo modo la música culta castellana, especialmente la religiosa, según el rito romano, empezó a cultivarse en las tierras andaluzas.
Paralelamente el romanticismo habían visto en el gitano y en otros tipos andaluces como el bandolero un arquetipo de individualismo que triunfó tanto en La Corte como entre los viajeros románticos del centro y norte de Europa.
[5] En el Siglo de Oro los cantos y danzas populares españoles, como los romances, las zarabandas, chaconas y seguidillas, llegaron a los escenarios en forma de intermedios o entremeses durante las obras teatrales, modificando sus rasgos populares.
A finales del XVIII el fandango era un baile muy concreto y popular, tanto en los escenarios como en las fiestas.
A finales del XVIII se creó el bolero, cuya supuesta paternidad es compartida por varios bailarines, si bien Serafín Estébanez Calderón atribuye su definitiva codificación al maestro murciano Requejo.
En palabras de Felipe Pedrell era un baile animado aunque escrito en tono menor.
Cuando el jaleo llegó a los cafés cantantes, puede que se ralentizara, para propiciar una mayor exhibición de las dotes del cantaor, dando lugar al nacimiento de la soleá "para escuchar" tal y como se entiende hoy día.
Por ello, puede hablarse con propiedad de música andaluza compuesta por compositores no andaluces.
En el ámbito de la musicología, a esta tendencia suele llamársele Andalucismo musical, y se encuentra inmersa en una corriente más amplia, con raíces en el romanticismo del siglo XIX, conocida como Pintoresquismo musical.
En el Siglo de Oro los cantos y danzas populares españoles, como los romances, las zarabandas, chaconas y seguidillas, llegaron a los escenarios en forma de intermedios o entremeses durante las obras teatrales, modificando sus rasgos populares.
A finales del XVIII el fandango era un baile muy concreto y popular, tanto en los escenarios como en las fiestas.
A finales del XVIII se creó el bolero, cuya supuesta paternidad es compartida por varios bailarines, si bien Serafín Estébanez Calderón atribuye su definitiva codificación al maestro murciano Requejo.
En palabras de Felipe Pedrell era un baile animado aunque escrito en tono menor.
Cuando el jaleo llegó a los cafés cantantes, puede que se ralentizara, para propiciar una mayor exhibición de las dotes del cantaor, dando lugar al nacimiento de la soleá "para escuchar" tal y como se entiende hoy día.
Quintero, León y Quiroga son los tres creadores más importantes de este género, entre otros muchos.
En el desarrollo del género, se siguen dos grandes líneas, relacionadas con géneros musicales predominantes en el rock de la época:[9] Por un lado, la línea progresiva y sinfónica, que fue la más numerosa y la que más éxito de ventas obtuvo (Triana, Alameda, Cai, Imán, Mezquita...); por otro, la línea de fusión jazzera, que incorporó a grupos como Guadalquivir, Vega o La Banda del Tío Paco.
El blues está fuertemente vinculado al desarrollo del rock en Andalucía y ha logrado mantener una escena regional propia al menos desde 1967, cuando los grupos de rock progresivo sevillanos impulsaron la escena musical andaluza.
Tanto Gong, que aparece en 1967, como Smash (1968) o Green Piano (1969), grabaron singles compuestos por temas blues, todos ellos para el sello catalán "Als 4 Vents".
Grupo Andaluz Fondo Flamenco: www.fondo-flamenco.es (Antonio Manuel Ríos Sánchez, Alejandro Astola Soto y Rafael Ruda Santiago)