Indra, asustado por los poderes que estaba acumulando ―que le permitiría al sabio convertirse en el próximo Indra―, envió la hermosa ninfa celestial llamada Ménaka desde el Cielo a la Tierra para atraerlo y romper su meditación.
Menaka incitó con éxito la lujuria y la pasión de Visuamitra al ver su belleza.
El sabio se enamoró, y copuló con ella durante muchos años, lo que le hizo perder todo su crédito piadoso.
Entonces él se dio cuenta de que había olvidado su meta anterior.
[1] Ménaka abandonó a la recién nacida Shakuntala en la ermita del sabio Kanua.