Lidia Delektórskaya

Educada por una tía suya, huye con ella a Manchuria, China, donde un rico pretendiente le propone matrimonio.

Marchan a París, pero la llegada coincide con la crisis económica, que las deja en la ruina.

Este estudio dio lugar a numerosas variaciones, entre ellos el conocido óleo Les yeux bleus (Los ojos azules).

Matisse la califica de “un médico, completamente absorta en sí misma y sus preocupaciones”.

Y Matisse dibujaba, sin decir una palabra, sin dar la más ligera señal de agitación, pero, en su inmovilidad, una leve tensión”.

Matisse regaló anualmente dos obras a Lidia, entre las cuales se encuentra un ejemplar de cada libro publicado, con dedicatorias donde se puede apreciar el aprecio de Matisse hacia Lidia y su absoluta dependencia.

[2]​ Todas las obras que Matisse dio a Lidia, o las que ella quiso tercamente comprar, fueron objeto de donación a los museos rusos por parte de Lidia.

Henri Matisse moriría dos días después, el 3 de noviembre, debido a una embolia cerebral.

[2]​ Un año más tarde, la familia de Matisse se acerca finalmente a Lidia, para pedirle acabar algunas obras inconclusas, concretamente los découpages.

A cambio, le ofrecen una escultura de Matisse, que Lidia nuevamente dará al Museo del Hermitage, en 1971.