Tras cumplir con todos los requisitos en los cinco años de carrera, y mientras trabajaba en las vacaciones como dibujante en el Ministerio de Obras Públicas – MOP y con un familiar arquitecto, se graduó en 1945, convirtiéndose en la primera arquitecta del país.
Así mismo, “la arquitecta señorita” Luz Amorocho fue la primera en escribir un artículo para la entonces controversial y vanguardista revista Proa.
Escrito a cuatro manos junto con Enrique García, José Angulo y Carlos Martínez, se publicó el artículo Bogotá puede ser una ciudad Moderna, anticipando la visita de Le Corbusier a Bogotá en 1947 y el establecimiento de la arquitectura y el urbanismo moderno como la corriente dominante de la arquitectura colombiana hasta los años 1960s.
Sin embargo, nunca abandonó la arquitectura y trabajó con Nicole Sonolet.
Ese mismo año, y tras entregar el libro, Amorocho se pensionó.