Luisa Ramos Antúnez

De etnia gitana, tanto ella como sus hermanos Rafael El Niño Gloria y Manuela La Sorda ejercieron como cantaores profesionales debido a sus indudables cualidades artísticas, paseando así la cultura jerezana y andaluza por toda la geografía española.Junto con su hermana Manuela llegó a cantar en varias ocasiones durante la Semana Santa andaluza, sobre todo en Sevilla y en su ciudad natal, en calidad de saeteras.Junto con varios artistas de gran renombre como su hermano El Gloria, Juanito Mojama, la Niña de los Peines o el Niño Medina consiguieron situar en el que actualmente le corresponde a la bulería como palo del flamenco.En su reaparición en Sevilla actuó con un gran elenco de cantaores como Manuel Ortega Fernández Caracol el del Bulto, entre otros.No obstante, durante la representación de la obra Trianerías, diferentes artistas cantaron saetas, entre los que se encontraban las hermanas Pompi y, que según el artículo publicado en El Liberal de Sevilla, no estuvieron muy acertadas.Se pueden encontrar documentos en referencia a este cuadro flamenco como por ejemplo una carta publicada en El liberal de Sevilla, que recomienda no perderse el espectáculo.Ya en 1927, se incorpora al café cantante El Tronío, en plena calle Sierpes, junto a la bailaora la Roteña y el guitarrista Baldomero Ojeda.A los habituales como La Macarrona o La Roteña se le suman Luisa y Manuela Ramos Las Pompis.[3]​ En junio de 1930, Luisa Ramos Antúnez vuelve a Barcelona junto con Pastora Imperio, con el espectáculo Una fiesta en Sevilla, con La Macarrona, Milagros Fernández, La Romerito y su hija en el reparto.[4]​ Durante la Semana Santa, tanto ella como sus hermanos se relacionaron en los balcones sevillanos con las figuras más importantes del cante flamenco que más dominaban el arte de la saeta, como Centeno o La Niña de los Peines.