La variante senegalesa tradicionalmente permite golpes con las manos (frappe), y es la única de las luchas del África Occidental en hacerlo.
Tradicionalmente, los hombres jóvenes solían luchar como distracción, para cortejar sus mujeres, probar su virilidad, y otorgar honor a sus aldeas.
Con el paso del tiempo y el éxito, la lucha se fue convirtiendo en algo cada vez más importante, así como aumentaba el caché de los luchadores.
La expansión internacional del deporte ha provocado también que luchadores de otras variantes hayan viajado a Senegal para participar en combates.
Algunos, como Juan Francisco Espino (Trota), procedente de la lucha canaria, incluso se han instalado definitivamente en el país para disputar el campeonato nacional.