Tuvieron un hijo, Horace Dominique, nacido en 1854, y casado con Maria Francisca de Paranaguá, hija de João Lustosa da Cunha Paranaguá, II marqués de Paranaguá.
Se trasladó a Río de Janeiro con su hijo para educar a las hijas del emperador brasileño, sirviendo también de interlocutora entre este y varios intelectuales.
Distanciada temporalmente de su marido, estableció una relación romántica con Pedro II la que no llegó a ser adúltera sino platónica.
[1] Después de enviudar, se trasladó a Europa, viajando entre 1870 y 1887 pero manteniendo un permanente intercambio epistolar con el emperador.
Tras la caída de la monarquía brasileña se exilió en Francia hasta su muerte.