Como asociado mercantil del capitán Duarte da Gama, amigo de Francisco Javier, logró hacer una buena fortuna.
Hechos (1555) los ejercicios espirituales bajo la dirección de Baltasar Gago en Funai, decidió quedarse como misionero.
En 1561, siguió la dirección de Torres y dejó el hospital para comenzar su incesante caminar apostólico, que sólo terminó con su muerte.
En 1578, el daimio de Bungo Francisco Ōtomo, que lo estimaba mucho, lo llevó como compañero en la fracasada expedición a Hyūga.
En 1579, Alessandro Valignano, reconociendo sus méritos, lo envió a Macao para que se ordenase de sacerdote.