Allí su extravagante ritmo de vida le llevó a endeudarse.Por este motivo, Frontenac fue designado para cubrir el puesto de Courcelle.Pronto se vio involucrado en disputas con el intendente acerca de cuales eran las cuestiones más prioritarias, y con los eclesiásticos, de los que uno o dos se atrevieron a criticar sus procedimientos.Pero el curso de los acontecimientos durante los años sucesivos demostró que la retirada del gobernador había sido inoportuna.Tras el ataque el prestigio del gobernador aumentó, y se estuvo preparando para realizar un ataque por mar sobre Boston, pero sus recursos eran insuficientes para tal empresa.Nueva Francia sufrió constantes ataques de los Iroqueses durante el siglo XVII.La colonia, infestada por partidas de guerra iroquesas, sufría extremadamente.El comercio de pieles, que constituía su único recurso de supervivencia, fue completamente cortado, y las pieles se acumularon en los lagos superiores, porque el enemigo impedía bajarlas.[2] Para hacer frente a la amenaza, envió a Jean Baptiste Bissot para establecer un puesto comercial y fuerte en Kekionga, actualmente Fort Wayne (Indiana).[3] En un gran consejo con las tribus aliadas, Frontemac cogió un hacha y la blandió en el aire mientras cantaba una canción de guerra, sus oficiales siguieron su ejemplo.Bajo el liderazgo de Frontenac, el ejército canadiense consiguió adaptarse a la guerra de guerrillas y llevó la guerra a territorio iroqués, logrando atacar numerosos asentamientos ingleses.Como resultado los iroqueses jamás volvieron a ser un peligro para la colonia francesa.