El libreto es de Miguel Ramos Carrión; y la música, del maestro Manuel Fernández Caballero.
En la corrala vive también Mochila, un subteniente retirado del ejército, el cual quiere explicar a sus vecinos un gran descubrimiento: al intentar guisar un besugo descubrió en su interior un canuto de hojalata que contenía un pequeño documento firmado por un náufrago, el capitán Grant.
Todos los vecinos le toman por loco excepto Soledad, que por compasión decide ayudarle y se hace pasar por sobrina del capitán Grant.
Los marineros despiertan y saludan al sol con salvas de cañón e izando el pabellón inglés.
Las dos mujeres discuten sobre las diferencias entre los amantes escoceses y los españoles, reafirmándose entre ellas una rivalidad que nació en su primer encuentro en la corrala.
La expedición llega a las cumbres de los Andes, donde disfrutan del gran paisaje que ven, pero en ese momento se produce un fuerte terremoto.
El patagón arma su fusil y de un tiro certero lo derriba, salvando al doctor Mirabel.
Se ofrece como guía y parten todos excepto Mochila, que marcha en tren a Melbourne en busca de provisiones.
La expedición llega andando a la posada, ya que sus caballos han muerto misteriosamente, mientras comentan el accidente ferroviario.
Mientras, sir Clyron redacta una carta al capitán del Escocia para que entregue a Jaime los brillantes necesarios para continuar el viaje.
Sin perder tiempo, alquilan otra y se disponen a ajustar cuentas con Jaime e impedir el robo.
Afortunadamente, Escolástico descubre una trampilla en el suelo, a través de la cual logran escapar.
Finalmente decide escapar junto a sus compañeros en una piragua y buscar refugio en una isla cercana.
Éste no reconoce a Soledad y Escolástico, pero ellos le explican su situación, logrando convencerle para que les reconozca gustosamente como sus sobrinos.
En el horizonte se ve un barco español, dándoles la oportunidad de regresar a España.