Los perros de Amundsen en el Polo Sur

Entre amo y perro es preciso que desde el primer momento se llegue a un correcto entendimiento.[3]​ Amundsen consideró que únicamente era posible llegar al Polo Sur con éxito si se empleaban perros esquimales.[4]​ Las tres ventajas principales en las que basaba su empleo eran que estos, debido a su menor peso, pueden pasar mejor sobre los puentes de nieve formados sobre las grietas que había en el hielo y si el puente se hunde y cae el perro, no ocurre una desgracia, puesto que se le agarra de la nuca y ya está otra vez sobre el hielo firme.[5]​ Y la tercera, la más importante, era que una vez recorrida la placa de Ross y llegados a las montañas que precisaban ser remontadas por un glaciar, a los perros, aunque con gran dificultad, les resultaría posible seguir tirando de los trineos si estos eran aligerados de peso y los hombres les ayudaban a arrastrarlos, y una vez superado este tramo, habiendo alcanzado la superficie del altiplano cubierto de nieve, estarían capacitados para conducirles rápidamente a la meta.[7]​ Aun así, cada perro fue sujetado con una cadena anclada en la borda para evitar las peleas entre ellos.[9]​ Ganar su amistad fue sencillo pero educarlos fue tarea difícil aunque se mostraban siempre agradecidos por cualquier atención que les daban.[10]​ El primer saludo mañanero tenía un carácter especialmente cariñoso ya que con un potente y alegre ladrido recibían a sus cuidadores cuando aparecían en la cubierta.Si casualmente uno de ellos era pasado por alto en el recorrido, inmediatamente protestaba con gran vehemencia.Dos veces al día se limpiaba la cubierta empleando mangueras y por lo menos una vez cada semana se desmontaba totalmente la cubierta de tablas sueltas y cada tabla era cepillada con esmero.[13]​ Dada la gran cantidad de perros tumbados en la cubierta y la abundante comida que habían recibido durante el día, la continua existencia de excrementos no podía sorprender y con el tiempo las maldiciones se convirtieron en bromas.[14]​ Otra mala costumbre que les era propia eran los conciertos de alaridos que acostumbraban a organizar inesperadamente y nunca llegaron a saber si los perros los organizaban para distraer la monotonía o lo hacían para manifestar su satisfacción.Pero pronto aprendieron que dando un buen azote al maestro cantor nada más comenzar con su aullido, el concierto ya no tenía lugar.Pero toda su alegría se desvaneció pronto cuando comprobaron que con sus bozales les era imposible morder.Pero en este caso, al no poderse morder, pronto perdieron el deseo de enfrentarse y en adelante solamente fue necesario atarlos durante las comidas.Tras esta experiencia, se formaron grupos nuevos, juntando a los que habían sido amigos.[17]​ Durante el trayecto, su número fue en aumento y la llegada de las crías resultó ser un alegre hecho que rompía la monotonía y todas ellas recibían inmediatamente un tripulante voluntario para cuidarlas cuando ya no necesitaban a sus madres.[20]​ Entre dos cerros formados por nieve acumulada encontraron una hondonada a dos kilómetros del barco que fue considerada idónea para montar allí el campamento de los perros, que fueron bajados inmediatamente al hielo.Los conductores hacían la ronda, hablaban un rato con ellos, acariciándolos y tan pronto como los perros veían llegar los aparejos de enganche, comenzaba una nueva demostración de alegría y aún sabiendo el trabajo que el día les iba a traer, su entusiasmo por comenzar a realizarlo era admirable.Durante estos viajes quedó demostrada la valía de los perros para trabajar sobre el hielo, aunque para llegar a los 82° los hombres se excedieron cargando demasiado los trineos, debiendo ser sacrificados varios perros que quedaron inútiles por el esfuerzo realizado.Los perros eran alimentados en un principio con carne de foca, pemmikan y pescado seco.Una gran tristeza se abatió sobre los expedicionarios cuando con tiros de pistola mataron a sus fieles servidores y amigos.Cuando bajaron a la placa Ross disponían de dos trineos y once perros.Estos tenían ahora tan buen aspecto como cuando iniciaron la expedición y con sus once perros los conquistadores del Polo Sur llegaron a la costa el 26 de enero.
Roald Amundsen.
Perro de Groenlandia.
Los perros a bordo del Fram .
Campamento de los perros en la placa Ross.
Ruta de la expedición al Polo Sur de Amundsen con sus perros.
Uno de los perros de Amundsen en el Polo Sur.