Los doce (poema)

Blok contaba que comenzó a escribir “Los Doce” desde el medio, desde las palabras: “¡Como pegaré yo la cuchillada, pegaré!” y después se pasó al principio y escribió casi todo en un santiamén: las primeras ocho canciones del poema.

Vamos a disparar la bala a Rusia Santa...) [5]​ En busca de un idioma vivo moderno e imágenes nuevas, Blok se basó en las fuentes insólitas para la poesía del simbolismo: folklore urbano, romanza cruel y coplas populares rusas (chastushki.)

Unas de las claves para entender el poema se puede encontrar en el arte del conocido cupletista y poeta Mijaíl Savoyárov, cuyos conciertos en los años 1915 – 1920 Blok visitaba decenas de veces y apreciaba mucho su arte.

Así, según la opinión del académico Shklovski, el poema “Los Doce” era criticado por todos y hubo pocos que lo entendieran, esto pasó precisamente porque todos estaban acostumbrados a tomar Blok solo de una manera seria.

Unos de los primeros que lo sintió y el mismo Víktor Shklovski fue quién lo noto:

Shklovski tuvo en mente a Mijaíl Savoyárov, un cupletista popular de esos años en San Petersburgo, que trabajó en el así llamado “género desgarrado”: el salía a la escena vestido y maquillado como un ladrón.

El conocido coreógrafo ruso y más tarde americano George Balanchine, recordó para siempre como Savoyárov cantaba las coplas famosas: “Aliosha, basta, toma un semitono por debajo, déjate de cargar un negro”... Precisamente esta atmósfera criminal impregnaba Petrogrado del poema “Los doce”, en un terrible invierno de nieve del año 1918.

No se debe olvidar, en qué condiciones de la ciudad bandidesca, fría y semidestruida estaban escritas esas lecturas... Precisamente en aquel entonces Blok llevaba a Liubov Dmítrievna a los conciertos de Savoyárov, especialmente para mostrarle con qué gestos y con que entonación debía leer estos versos, y no como leía su poesía antes.

[1]​ Repetidamente Blok hacía resaltar esta cuestión – si las imágenes y las entonaciones del poema no pudieran ser comprendidos literalmente, pudieran ser exactamente pronunciados y llevados al oyente por lo menos de aquella manera, que sonaba dentro de su propia conciencia.

Blok casi nunca recitaba “Los Doce” y no sabía cómo leerlo en voz alta.

Probablemente esto no era así, ya que Blok constantemente le aconsejaba y mostraba, cómo debía recitar el poema.

Para aprenderlo, tenía que hacerse “el poeta-cupletista de variedades”, dijo Blok.

Kornéi Chukovski escribía en el artículo “Aleksandr Blok como persona y poeta”: “Nikolái Gumiliov ha dicho que al final del poema “Los Doce” (en aquel trozo del poema donde aparece Cristo) le parece artificialmente pegado y que la aparición súbita de Cristo el efecto puramente literario.

Blok escuchaba, como siempre, sin cambiar la expresión de la cara, pero una vez acabada la lectura dijo pensativamente con precaución, así como dando oídos a algo: - Tampoco me gusta el fin de “Los Doce”.

Sobre uno de los mítines organizados con el fin del apoyo de los detenidos políticos, las víctimas del terror bolchevique, que ha pasado por el título “La Mañana sobre Rusia”, Anna Ajmátova leía su verso antiguo y tristemente famoso “La Oración”, en las nuevas condiciones este verso ha recibido un matiz aún más funesto y místico.

Pero con todo, cuando tomaremos Moscú, tiene que colgar los dos...”[14]​ Sin imbargo, al mismo tiempo el poema “Los Doce” no ha recibido la aprobación unívoco y por parte de los nuevos poderes comunistas, que al principio movían a simpatía caliente de Blok.

Los Marxistas son los críticos más inteligentes y la mayoría tiene razón, temiendo a “Los Doce”.

Solo al cabo del un día, después de dos interrogatorios, Blok fue liberado sin cargos, puesto que él fue defendido por Lunacharski.

San Petersburgo en calle de Decembristas , 57.
Mijaíl Savoyárov como un ladrón — tarjeta postal del año 1915