Lorica squamata

Las escamas individuales podían ser de hierro o de bronce, e incluso podían alternarse ambos metales en la misma armadura, algunos autores han sugerido también el uso del cuero endurecido.

Sin embargo, y dado que las escamas se sopreponían unas a otras en todas direcciones, las múltiples capas daban una buena protección al soldado que la portaba.

Las escamas se ataban con alambres en filas horizontales, siendo estos a su vez cosidos o atados al forro interior.

Cada escama podía tener entre 4 y 12 agujeros: dos o más a cada lado para coserlo al siguiente de la fila, uno o dos en la parte superior para atarlos al forro y a veces uno o dos en la parte inferior para asegurar las escamas en la siguiente fila.

No se han encontrado ejemplos de lorica squamata completos, si bien hay varios descubrimientos arqueológicos de algunos fragmentos, y es muy común encontrar escamas sueltas en las excavaciones, incluso en contextos no militares.

Fragmentos de la lorica squamata .
Detalle de un fragmento de la armadura. Cada placa tiene seis agujeros y las placas se unen en filas. Sólo los agujeros más bajos son visibles en la mayoría de las escamas, mientras que unos pocos muestran el par superior y el anillo de sujeción que los atraviesa.
Reconstrucción de un centurión portando una lorica squamata