Aunque hay aplicaciones para móvil que pueden dar efecto lomográficos a las fotografías, normalmente se emplean cámaras analógicas.
Las más típicas son la Lomo LC-A, la Holga, la Diana, la Fisheye o la FPP Debonair.
Su origen se remonta al año 1984, cuando la empresa rusa Leningradskoje optiko-mechanitscheskoje obedinenije (en ruso Ленинградское оптико-механическое объединение, y abreviadamente LOMO) lanza al mercado su cámara LC-A, de 35 mm compacta y automática, basada en el modelo japonés Cosina CX-1 del fabricante Minox.
Serían dos vieneses en 1991 durante un viaje a Checoslovaquia los que descubrirían esta cámara y maravillados por los efectos que este dispositivo daba a las imágenes fundaron la Sociedad Lomográfica (en alemán, Lomographische Gesellschaft).
Esta cámara presenta unas características muy particulares (extrapolables a los posteriores modelos) que condicionan ostensiblemente el resultado final de la fotografía.
Esta lente se caracteriza por imprimir una importante intensificación de los colores en el objeto fotografiado.
La cámara dispone de una palanca que permite ajustar el modo en automático o manual.
El general Igor Petrowitsch Kornitzky y el camarada Michael Panfilowitsch Panfiloff deciden copiar el diseño de una mini cámara japonesa, una Cosina CX-1, con el fin de producirla en gran cantidad para distribuirla para todo el pueblo soviético.
La particularidad del objetivo consiste sobre todo en su relativa diafragmaluminosidad (f:2,8), que unida a las pequeñas dimensiones de la lente ofrece imágenes características.
El descubrimiento lo protagonizaron Matthias Fiegl y Wolfgang Stranzinger, unos estudiantes vieneses que aprovechaban las vacaciones para visitar Checoslovaquia (en proceso de democratización).
Por las calles de Praga fue donde dispararon los primeros carretes, y en raras ocasiones miraban por el visor.
Se podían ver miles de fotografías sobre Nueva York en Moscú y viceversa.
Presentación de la nueva cámara Action Sampler, equipada con cuatro lentes, en la feria Photokina.