La locución «seno de Abraham» es común en las fuentes judías.[7] La Parábola del rico y Lázaro (Lucas 16,19-31) contiene muchas conexiones con el judaísmo.[8] La locución «seno de Abraham» fue adoptado por la iglesia primitiva.[9] Tertuliano lo considera como un lugar de espera hasta la resurrección.[10] Dice Santo Tomás de Aquino: «…los justos del Antiguo Testamento entraban en el limbo de los patriarcas, donde tuvieron que permanecer hasta que Cristo redimió al mundo pagando con su sangre el rescate de la humanidad pecadora».