Aunque criada en un ambiente moderadamente católico, la gran cantidad de niños hizo imposible una supervisión paterna constante y, según Mutal, tuvo mayor libertad para seguir sus propias inclinaciones.
Es gracias a esta gran influencia en su formación que siempre se sintió como una artista en sentido general.
Sin embargo, tuvo sus inicios en el teatro político, llamado «cabaret» en los Países Bajos por su carácter enérgico y turbulento.
Murió víctima de una embolia pulmonar, sus restos fueron cremados y las cenizas entregadas a la familia.
En sus inicios, trabajó en arcilla, madera y acero; pero después de conocer a Juan Arias, un escultor de piedra local que Maccagno trajo para que enseñara técnicas básicas a los alumnos, decidió trabajar solo en piedra.
Así creó obras de gran virtuosismo que completaba con partes móviles, astutas hazañas imposibles con acero, arena y alambre.