[1] Existen controversias sobre su contenido e interpretación, mientras para algunos es una revelación espiritual y obra filosófica, para otros no pasa de ser ciencia ficción.
[8] En 2009 se publicó la edición en español europeo, totalmente retraducida del original en inglés.
Ninguna de estas organizaciones ni la Asociación Internacional Urantia o la Urantia Fellowship, ni tampoco la Fundación Urantia, realiza ninguna interpretación del texto, solo se limitan a coordinar y fomentar los grupos de lectores las primeras y a traducir, distribuir y velar por la integridad del texto la segunda.
Según su relato las revelaciones que marcaron una época en la evolución planetaria son las siguientes:[15] El libro se divide en un prólogo y cuatro partes: Descripción detallada de los términos y conceptos que se emplearán a lo largo del libro; algunos conceptos son redefinidos de un modo muy concreto para especificar el significado que habrán de tener a lo largo del libro ―p.ej.
Más allá de los siete superuniversos existen los niveles del espacio exterior donde se está acumulando y organizando materia pero donde aún no hay vida.
Cada nivel es notoriamente mayor que el anterior en extensión y potencialidad de materia contenida.
[34] Incluye temas como historia, sociología, paleontología, arqueología, evolución y otros muchos que hacen al marco conceptual total del libro.
En el siguiente párrafo se citan ―sin mencionarlos― los libros sagrados de varias religiones: hinduismo (Átharva-veda, Brijad-Araniaka, Upanishad, Bhagavata-purana, Bhagavad Gita, Visnú Purana), islamismo (Corán), sijismo (Japji), taoísmo (Tao-Te-King, Shi Jing), zoroastrismo (Yasna) y cristianismo (Biblia).
«No hay sino un Dios, el Padre infinito [1 Corintios 8:6], quien también es un Creador fiel [1 Pedro 4:19].
Dios el Creador está completamente exento de temor y enemistad.
Es inmortal, eterno, existente por sí mismo, divino y magnánimo [Japji, preámbulo].
¡Cuán puro y hermoso, cuán profundo e insondable es el excelso Antecesor de todas las cosas!
La Fundación Urantia ha publicado una política sobre el uso del símbolo que permite, entre otras cosas, su uso en bodas, funerales y servicios de adoración.
[40] Otros lectores, sin embargo, encontraron en la obra de Gardner la explicación a lo que entienden son inexactitudes y falsedades contenidas en el libro, dando como resultado el abandono de su estudio.
Toda cosmología presentada como parte de la religión revelada está destinada a ser superada en un período muy corto.
Los judíos no usaban mesas para comer, ese tipo de mobiliario es anacrónico para un relato que pretender ser del siglo I d. C. No hubo jamás una ciudad llamada “Judea” a siete kilómetros al oeste de Jerusalén.
No pudieron visitar a Jesús unos sacerdotes de Ur, porque esa ciudad había tenido su declive al final del imperio neobabilónico, por lo que ya no existía en los días del imperio romano.
Es falso que la ley judía prohibiera dar entierro en un cementerio judío a quienes murieran crucificados.
Respecto a eso último, en la ley y cultura judía era aberrante reabrir una tumba o intervenir un cadáver ya enterrado, por lo que no habría sido aceptable ir a “terminar de preparar” el cuerpo que ya había sido inhumado.
La ley judía prohíbe embalsamar los cuerpos los que solo pueden ser lavados con agua pura.
Por ejemplo el 22 de junio del año 26 d. C. no era sábado, sino lunes.
Cabe señalar, sin embargo, que la utilización de estos materiales nunca se realiza verbatim por lo que no se han planteado acusaciones formales de plagio contra el Libro.
Sus desconocidos autores casi siempre recurren a paráfrasis, ampliaciones o modificaciones de sus fuentes.
El plagio fue revelado en la revista Interviú en 1987 y dio pie a la publicación de un libro explicando los pormenores del asunto.