Las leyes de Jules Ferry fueron una serie de leyes sobre la escuela primaria votadas en 1878-1887 bajo la tercera república, que volvieron la escuela gratuita (1881), la instrucción obligatoria, y la enseñanza pública laica.
En el curso del siglo XIX, se observó una evolución paulatina hacia la gratuidad.
Los alcaldes eran muchas veces hostiles por razones financieras; los consejos municipales fijaban el monto de la retribución escolar pagada por las familias y hacían una lista de los niños que eran eximidos.
Entre sus efectos se observó, por ejemplo, la supresión de las oraciones públicas.
La Tercera República intentó compensar esta disparidad y prepararse así para vengar la afrenta bélica sufrida en 1870.
Así, en un discurso en el Consejo General del departamento de los Vosgos, en 1879 declaró: «En las escuelas confesionales, los jóvenes reciben una enseñanza dirigida contra las instituciones modernas.
La enseñanza fue dada en francés, difundiendo así a lo largo del territorio nacional el uso de esta misma lengua.
Las leyes de Jules Ferry suprimieron la instrucción religiosa en la escuela.