Ley de Chargaff

[1]​[2]​ Múltiples experimentos realizados por Chargaff y sus colaboradores durante la década de los años 1940 llevaron a una serie de conclusiones, las cuales constituyen las reglas de Chargaff:[3]​ Estos descubrimientos tuvieron un impacto relevante en la investigación científica sobre los ácidos nucleicos del siglo XX.

Por una parte, refutaron la hipótesis del tetranucleótido del bioquímico Phoebus Levene, la cual defendía que todas las bases nitrogenadas se encontrarían en iguales proporciones al constituir una secuencia repetitiva de cuatro nucleótidos.

[4]​[5]​ Por otra parte, sirvieron como base para las investigaciones de los biólogos moleculares Watson y Crick en la deducción de la estructura en doble hélice del ADN,[2]​[6]​ así como aportaron pistas para comprender el papel del ADN en el mantenimiento y heredabilidad de la información genética.

En 1968 se descubrió lo que más tarde se denominaría la segunda regla de paridad, al separar el ADN del organismo Bacillus subtilis en sus dos hebras complementarias.

En 2011, los bioinformáticos Michel E. B. Yamagishi y Roberto H. Herai dedujeron matemáticamente una generalización teórica del principio de simetría.