Levi Freisztav

Desde su refugio en El Bolsón no se sintió atraído por la concurrencia a concursos y exposiciones.

El suyo es un parto múltiple, hijos de ese amor sanguíneo con la vida, son sus cuadros, su escultura y sus poemas.

En estos años muchos han logrado contagiarse de sus ansias, compartir ese botín con él es otro regalo que nos da este lugar.

Nada mejor que sus palabras para expresar el misterio que lo nutre: "Después del amor, la no pena".Galeano escribió:[3]​"Levi Freisztav lee, escribe, pinta y talla maderas, hasta la caída de la tarde.

Con la mirada clavada allá, en los altos picos donde se enredan los jirones del crepúsculo, Levi evoca los tiempos idos.

Ya hace casi medio siglo que se vino a la Patagonia, desde Buenos Aires, por casualidad o curiosidad, y aquí se quedó para siempre: caminando estas tierras y estos aires, Levi descubrió que sus padres se habían equivocado de mapa cuando le dieron nacimiento.