Fue designado como encargado de negocios en la Embajada Argentina en Moscú, en 1946, agregando asimismo en 1948 las de Rumania y Bulgaria, y en 1953 fue designado como Embajador en la Unión Soviética por el presidente Juan Perón, sucediendo a Cantoni, su padre.
Durante el Proceso de Reorganización Nacional, Bravo fue nuevamente designado como embajador en la Unión Soviética y Mongolia, sirviendo hasta 1981, y, brevemente, Embajador en Italia.
Se alió con el presidente Carlos Menem, y su voto fue decisivo en el senado para la aprobación del Pacto de Olivos que permitió la reelección de Menem.
En sus últimos años, padeció de alzheimer, y evitó aparecer públicamente.
Miles de personas asistieron a su funeral, estando su esposa ausente, Ivelise Falcioni; con quien tuvo seis hijos.