El Papa Paulo II lo nombró legado papal para las Marcas.
El Papa Sixto IV, para cuya elección en 1471 había trabajado enérgicamente el Cardenal Latino, lo nombró camarlengo de la Iglesia católica y le concedió en 1472 la Arquidiócesis de Tarento, que gobernaba por poder, y, además, lo colocó al frente del gobierno de los Estados Pontificios.
También fue nombrado comandante en jefe de la flota papal en la guerra contra los turcos y, en representación del Papa, coronó a Fernando I de Nápoles.
Fundó en Roma el monasterio de San Salvatore in Lauro, al que dotó ricamente y en el que estableció los canónigos regulares, donándole también numerosos manuscritos.
En los últimos años de su vida se volvió profundamente religioso, aunque había sido mundano en su juventud, dejando un hijo natural llamado Pablo, a quien, con el consentimiento del Papa, hizo heredero de sus vastas posesiones.