En ella Smollett critica con gran sarcasmo la incompetencia de los mandos ingleses y su incapacidad para tomar una plaza defendida por una fuerza diez veces inferior en número a la armada británica.
La madre de Roderick muere poco después del parto, y su padre se vuelve loco por la pena que le causa el hecho, desapareciendo en misteriosas circunstancias.
Tras varios años de maltrato en dicha escuela, cuyo maestro muestra una gran inquina hacia Roderick, y durante los que traba amistad con un compañero llamado Hugh Strap, el abuelo recibe informes muy negativos del maestro de Roderick, y decide dejar de pagar la manutención del mismo y abandonarlo.
Solo, y sin un penique, Roderick vaga por las calles y es finalmente detenido por una cuadrilla de reclutadores forzosos (reclutadores que recorrían las calles de Londres obligando a los vagabundos a alistarse en la marina).
Tras esta, y durante una guardia en un cuartel, Roderick coincide con un noble caballero que resulta ser su viejo amigo Strap, el cual había heredado una importante cantidad de dinero de su patrono, que había muerto.
Strap compra la licencia de Roderick, y juntos vuelven a Londres con un plan para hacer fortuna: que Roderick se haga pasar por un rico caballero, y cace a alguna rica heredera con la que casarse.
Vuelven a Londres, y tras unos sarcásticos retratos de la alta sociedad, deben abandonar el plan.
Reencontrado con su padre, este vende sus propiedades y, ricos, se embarcan de regreso a Inglaterra.
La novela se divide en capítulos no muy largos, cuyo título es el resumen de lo que en ellos pasa, y dedicando cada capítulo a un episodio, o, si este es largo, varios a ello.
Por tanto, la estructura de la obra, aunque muy efectiva y magistralmente empleada, se circunscribe en el género picaresco (pero no clásico, ya que el protagonista no es un pícaro), y carece de la variada originialidad que se encuentra en otras novelas de la época como Tristram Shandy, Tom Jones o Jacques el fatalista.
Sin embargo, aunque en mucho de esto Smollett parece buscar la denuncia, al hombre actual sorprende que, en otros episodios como el del comercio triangular, Smollett no critique el esclavismo, sino que parezca contentarse con que no se practique en Gran Bretaña, o que continuamente insista implícitamente en la necesidad de la subordinación social: Smollett es, en definitiva, un crítico de su tiempo, pero no trata de ir mucho más allá.